Se ubica sobre una elevación montañosa desde que en 1271 Jaume I concediera a Ponç Guillem de Vilafranca las alquerías de Penella y Forminyà. Su conjunto arquitectónico está compuesto por una torre de homenaje de planta cuadrada y base ataludada. Está construida en la parte superior con fábrica de tapial y la base de mampostería. En su lado oeste se encuentra una edificación rectangular por la que se accedería al castillo. La parte este todavía conserva restos de muros erosionados. En la esquina nordeste se aprecia la presencia de una torre de menor altura. Todavía se conserva un aljibe de pequeñas dimensiones adosado a las torres, en el que se mantiene el arranque de la bóveda.
La preocupación defensiva que parece desprenderse de la edificación se explica por su localización geográfica. Hace frontera con la zona aún controlada por los sarracenos en aquella época. La posibilidad de que se produjeran nuevas revueltas obligó a la autoridad real a reforzar las zonas limítrofes con las aljamas o reservas sarracenas.
La zona derruida del castillo corresponde en gran parte al área doméstica, según los datos aportados por intervenciones arqueológicas sobre el terreno. Las construcciones identificadas son cuatro, independientes y de diferentes dimensiones. Todas ellas se encuentran sobre una plataforma de acondicionamiento de la superficie de la peña. Las recientes investigaciones indican una ocupación del edificio entre finales del siglo XIII hasta el siglo XVI.
HOY EN DÍA
Hoy en día, llegar a Penella es fácil por la carretera CV-70. Sin embargo,es más satisfactorio hacerlo a pie desde poblaciones de sus alrededores como Cocentaina, Alcoy, Benilloba o Benifallim. Para conocer los orígenes de este territorio, hay que visitar lugares como el Castillo de Penella. También, imaginarse la vida en él 700 años atrás y disfrutar del castillo de Penella, poder feudal sobre una roca.
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