Alrededor de 100 kilómetros de ruta tienen su inicio en Planes, localidad del interior de Alicante envuelta en un abanico cromático junto al embalse de Beniarrés. Sus calles y plazas de época musulmana se funden con el valle donde confluyen con la sierra y una fotogénica carretera repleta de curvas.
Tras dejar atrás Planes, la siguiente población de la ruta es Gorga, cuyo olivo bimilenario actualmente se encuentra abancalado en pleno valle de Travadell. Siglos atrás, los lugareños decidieron aprovechar su tronco para construir una casa dentro de sus 13 metros de diámetro.
El itinerario se vuelve serpenteante en pleno desfiladero al paso por Millena. A través de esta población y las de Benimassot y Tollos, la carretera llega hasta Alcalá de la Jovada, donde se halla el poblado morisco de La Roca. Sus orígenes se remontan a la comunidad islámica que habitó estas tierras tras la ocupación.
De nuevo en ruta, las ruedas avanzan hasta la Vall d’Ebo y nos sumergen en un valle repleto de núcleos agricultores que desde tiempos moriscos se instalaron en esta zona. Su entorno goza de parajes majestuosos como la Cova del Rull o el Barranc de l’Infern, entre otras simas y balsas de agua naturales.
El patrimonio de la zona continúa en la siguiente parada, con los restos de pinturas rupestres en Les Turrudanes y el Pla de Petracos. Es aquí donde el asfalto se va encajonando hasta llegar a la Cueva de las Calaveras, en pleno paisaje kárstico de imprescindible visita.
El paisaje de interior desemboca en uno de los balcones que goza este terreno: el Mirador de Monte Pedreguer, antesala al fin de la ruta en Denia. La ciudad portuaria tiene dos milenios de historia y sirve como faro turístico de la Costa Blanca. Es hora de tomar un buen arroz como premio.
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